Frena La Curva Perú ayuda a  las familias peruanas de escasos recursos en situación de inseguridad alimentaria, en su desarrollo social y humano, especialmente apoyando las ollas comunitarias con alimentos

Casi un tercio de la población en Perú (3.330.000) no puede cubrir sus necesidades básicas. Así lo ha informado el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). La pandemia incrementó en 10 puntos porcentuales la pobreza, empujando a tres millones de nuevos pobres a la precariedad. Los datos confirman algo que se veía desde mayo del año pasado, cuando decenas de miles abandonaron las ciudades donde se ganaban la vida para volver al campo, donde no tendrían que pagar un alquiler. 

En este contexto, las Ollas Comunes han pasado a ser la tabla salvavidas que requieren miles de familias peruanas para paliar el hambre. Organizadas principalmente por mujeres, que buscan donaciones de dinero y alimentos, o gestionan ante las municipalidades la entrega de víveres. A veces no consiguen ni lo uno ni lo otro. Estas ollas, en las que se cocina al aire libre y con leña, han salvado a miles del hambre durante la pandemia.  Los vecinos que perdieron sus precarios empleos colaboran para preparar los platos de comida al precio promedio de dos soles. Para la gran mayoría, su única ración de comida al día. Existen además muchas familias para las que es muy difícil conseguir esos dos soles, todos los días y sobreviven de la colaboración del resto de vecinos, adultos mayores en abandono y muchos sin pensión, madres solteras, familias donde todos están desempleados o han enfermado. 

Se calcula que en 30 distritos de Lima hay 2.040 ollas comunes de las que se alimentan 220.000 personas. Algunas han cerrado, pero no porque las personas hayan recuperado sus trabajos si no porque ya no tienen víveres, pues ninguna entidad quiere asumir la responsabilidad de distribuir alimentos para las Ollas Comunes.  El programa complementario de alimentación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social entrega insumos a las municipalidades y estas deben distribuirlos a las Ollas Comunes empadronadas, pero no hay supervisión ni orden. 

Las Ollas Comunes, además se ven afectadas por la carencia de herramientas (30% de las ollas usa utensilios y herramientas prestados), recursos para combustible (47% de las ollas cocinan a leña ya que los balones de gas donados les duran en promedio 3 días) y conocimientos para preparar otros platos (no consumen frutas ni verduras).  En resumen las Ollas Comunes son vitales para la supervivencia de una gran parte de la población peruana, pero siguen olvidadas.

La variante Lambda (originariamente descubierta en Perú) es ahora la causante del 90% de los contagios.